lunes, 11 de noviembre de 2013

0 Crítica: Arrow


Tras cinco años atrapado en una isla y dado por muerto, el multimillonario Oliver Queen vuelve a Starling City como un hombre nuevo. Decidido a corregir los errores que cometió su padre, reclamará justicia para aquellos que han corrompido su ciudad. Pero no será fácil hacerlo con los lazos que le unen a su familia y amigos, que también esconden sorprendentes secretos. Su regreso también afecta a su mejor amigo, quien entra en una espiral de autodestrucción. Además, Oliver debe recuperar la confianza de su antigua novia, a quien traicionó cinco años atrás.

Es evidente que hoy en día hay una especie de boom de las películas de superhéroes, pero en realidad se nos presentan pocas series como esta. El argumento como veis es bien simple. Un joven multimillonario al estilo de otros como Bruce Wayne, desaparece tras un naufragio y años después vuelve a su ciudad natal para impartir justicia. Así comienza Arrow, una nueva serie sobre un justiciero sin superpoderes, ambientada en la estética de Batman y adaptada a los tiempos actuales. Ya que por lo visto el cómic se diferencia bastante de lo que es la serie, tanto en la historia como en los personajes, siguiendo la línea de Christopher Nolan en su trilogía del Caballero Oscuro.

Para ayudarnos a entender cómo fue la experiencia del protagonista durante los años que pasó en la isla y lo que le llevó a cambiar y convertirse en un justiciero, en cada capítulo nos muestran secuencias a modo de flashback de su estancia en la isla, que encajan perfectamente con el ritmo de la serie, aunque no tenga que ver con la trama principal. Pero estas secuencias hacen que los episodios no se hagan pesados y repetitivos.

Tampoco pueden faltar las tramas personales, tanto del protagonista, como de la gente que le rodea, quizá en algunos momentos se centran demasiado en eso, pero aun así los capítulos son muy amenos y la serie se ve en seguida. Cada capítulo cuenta con unos 45 minutos aproximadamente. Conforme avanza la serie, el protagonista va descubriendo cosas tanto de él mismo como de sus más allegados, por eso a lo mejor al principio el ritmo de la serie pueda ser algo lento, pero con cada capítulo se vuelve más interesante, debido a sus estupendas escenas de acción y sus giros argumentales. 

Antes de esta serie no conocía al actor que le interpreta, Stephen Amell, pero me pasa lo mismo que con Bruce Wayne o Tony Stark; es decir, no veo a otro actor para el papel. De hecho, se han hecho comentarios acerca de la incorporación del personaje en la película de La Liga de la Justicia, y sobre que sea el propio Amell quién le interprete. En mi opinión diría que es la mejor opción.

Sobre la segunda temporada debo decir que en ciertos aspectos me parece mejor que la primera, ya que el personaje sufre una evolución. Por lo demás, la serie se mantiene en la misma línea. Con la diferencia de que se atan muchos de los cabos sueltos que dejan en el aire en la primera temporada, y lo hacen de una manera muy sorprendente. Tampoco pueden faltar las peripecias del protagonista en la isla, que superan a las de la anterior temporada.

Además, lo que más llama la atención es como aparecen personajes que forman parte del entretejido universo de DC, y su relación con otras franquicias. Sobretodo guarda una gran relación con el personaje de Batman.

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